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Validar para impactar

    inQba Maestro Bruno Cosme

    Cuando estás emprendiendo es casi inevitable generar supuestos, es decir; pensar que algo es cierto. Por ejemplo, cuando crees que tu producto es un producto perfecto y que todo mundo lo necesita, o cuando crees que tu empresa genera las ideas más innovadoras que cambiarán el mundo. Exacto, un supuesto es algo que tú crees, pero que no has demostrado que es verdad.

    Y créeme, ¡Me encanta ese entusiasmo que demuestran casi todos los emprendedores al hablar de su idea de negocio! El problema es cuando se quedan con esos supuestos sin demostrar que son ciertos y no los validan, es ahí cuando viene el desastre.

    Eso es justo lo que le pasó a “Betty Crocker”, ¿La ubicas?, sí, la de los pastelillos.

    Esta marca tiene una historia que nos da lecciones de emprendimiento impresionantes. Una en particular ha llamado mi atención pues nos demuestra el impacto de validar o no nuestros supuestos.

    1947, esta empresa decide lanzar una idea “revolucionaria” y que aseguraba que iba a ser todo un éxito en el mercado. La idea consistió en lanzar un pastel instantáneo, el cual consistía en un sobre con todos los ingredientes incluidos, al que solo le tenías que echar agua, mezclar y meter a hornear. ¡Increíble!, ¿No?… Justo lo que necesitamos en este tiempo, instantaneidad y rapidez. Pues en aquellos tiempos, la idea fue todo un fracaso, pues no vendió la cantidad de productos meta en su lanzamiento.

    Resulta que en esa época la mamá, esposa y madre de familia ideal, era la que demostraba su cariño y afecto a su familia a través de la cocina. Mientras más se esforzaba en cocinar platillos complejos y sabrosos, más admirable era y más amada se sentía.

    Un psicoanalista de apellido Dütcher, fue quien se encargó de descubrir que las madres de familia sentían que este producto era demasiado sencillo, y que no tenían que esforzarse para cocinarlo, lo cual las hacía sentir culpables y que no eran dignas de ser admiradas, por lo que no lo compraban.

    La solución: Hacer la receta más compleja… sí, complicarles la vida a las mamás.

    La empresa decide quitar de su receta el huevo en polvo, para que las madres de familia se los añadan de forma orgánica, es decir; agregaron un paso más a la receta. Que interesante que para hacer que una idea funcione, la respuesta sea complicar un poco más la vida.

    ¿Ahora entiendes porque es importante validar tus ideas brillantes y asombrosas?

    Un tip que te comparto para lograrlo es “Entiende al consumidor”, no diseñes productos, servicios o experiencias pensando en ti. Hazlo pensando en tu usuario.

    Una herramienta básica y sencilla, pero muy funcional es “El mapa de la empatía”, en la que prácticamente te pones en el lugar de tu usuario para entender sus motivaciones, dolores y alegrías. Recuerda, se trata de tu usuario, no de ti.

    Otro ejemplo más cercano de qué sucede cuando no validamos, está en el programa “Shark Tank México”, y me refiero al caso “Run Spinner”, échale un vistazo y reflexiona qué pasaría si tu hicieras algo similar a lo que hizo este emprendedor.

    Ejecuta rápido y simple.
    Mtro. Bruno Kevin Bonilla Cosme.

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